Formarse como psicoanalista: Transitando desde una obra de arte hasta un jardín con frutos y flores

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Por Juan Dittborn Santa Cruz
Miembro titular. Analista didacta, Asociación Psicoanalítica Chilena. Santiago, 2022.

 

Entre los años 1970 y 1980, cuando aún era estudiante de la carrera de Psicología, y el Psicoanálisis era una materia lejana y ajena, recuerdo haber asistido a un evento académico de extensión organizado por una universidad, sobre las relaciones entre Arte y Ciencias Sociales. En una de las exposiciones participó un conocido Psicoanalista de la época. Apoyado por la tecnología de aquel entonces, disertó sobre un hermoso cuadro de Claude Monet, cuyo contenido central era un conjunto de limones (Rama de limones, 1883). Lo que recuerdo, y que permaneció como cuerpo un tanto extraño en mi memoria, fueron algunas de sus disquisiciones sobre dicho conocido fruto. De pronto, empezó a referirse a la parte de adelante, como una representación del pezón del pecho de la madre. Luego estableció una relación entre dicha parte y el resto del fruto: juntos podían ser perfectamente considerados como precursores de la Escena Primaria. Nunca supuse que un limón fuese divisible en dos, sin mediar un objeto cortante. ¿Tendrá todo esto algo que ver con una Escena de teatro?, me pregunté candorosamente. Pero hay más, el mencionado pezón podía asimilarse también al pene del padre. Por lo tanto, no sonaba para nada extraño, que quienes figuraban como vecinos adheridos a la mata y con el mismo color amarillo que los demás hermanos, fuesen bebés concebidos por papá y mamá.

Monet, 1883
Monet, 1883

Así descritas las cosas, un lector desprevenido, poco conocedor de teorías psicológicas, como era mi caso, podría haber pensado con toda razón, que se trataba de una caricatura que contenía cierto aire de pequeña burla. En efecto, afectos ego-distónicos predominaron aquella vez al escuchar estas descripciones, aunque la experiencia toda, quedó reverberando en alguna parte de mi memoria. Por lo demás, la curiosidad primó sobre el desconcierto: De no haber sido así habría abandonado la sala de conferencias.

 

Mi reencuentro con el árbol de limones. La teoría internalizada

Transcurridos los años, formado como Psicoanalista y con algunos cuantos años de práctica, tuve una nueva experiencia con un árbol de limones. No en un aula académica, sino que caminando distraídamente por el jardín.

Esta vez, la presencia del árbol evocó en mí, de manera muy natural, una sucesión de imágenes e impresiones que podría describir con algunos términos generales como: belleza; fuerza; hermanos; mamá; vigor; dolor; colaboración; frutos; familia; y otras. De todas estas palabras, me llamó particularmente la atención la evocación de la palabra dolor. ¿Qué hacía allí? ¿De donde había surgido? Reparé entonces en el limón que yacía botado en el suelo, y pensé para mis adentros: este pobre limón está sufriendo. Lo abandonaron y está en una condición bastante desmejorada en relación a los demás, a pesar de conservar su potente color amarillo, y de que el árbol al que pertenece se ve de buena salud.

La elección de los términos recién mencionados, y las emociones a que dio lugar mi encuentro con el mismo fruto, que años atrás había estimulado la creatividad del colega Psicoanalista, y no la mía, tenía que deberse a algún particular fenómeno. Si bien en este momento, no aparecían cuestiones tan directamente relacionadas con el Psicoanálisis como las descripciones de antaño (Pecho-pezón; Escena primaria), si había una selección particular en las percepciones y en las emociones explícitamente referidas o tácitamente implícitas (la belleza y el vigor, el dolor, la familia, el limón botado y desolado, como algunos ejemplos) que tenían un arraigo en nuestra disciplina. Intentando formalizar en un conjunto coherente de teoría Psicoanalítica lo recién señalado, podría decir: Un bebé que formaba parte de la familia, con una mamá aparentemente realizando bien sus labores, había sufrido algún tipo de abandono y yacía, desconsolado, desconcertado, adolorido, en el suelo. Es decir, había acontecido un trauma.

El trauma
El trauma

Entre la experiencia en el Aula y el paseo por el jardín ¿Qué había acontecido?

Al parecer, entre la primera y la segunda vivencia experimentada por el autor de este escrito, había acontecido la internalización de una teoría que se había traducido en cierta modificación de percepciones y afectos hacia la realidad. Precisando lo dicho, El Psicoanálisis, no solamente en tanto teoría, sino también en cuanto experiencia formativa, se había situado en algún sector dentro de la personalidad del observador, presumimos, después de un engorroso recorrido desde el Exterior hacia el Interior. Por esto, algunos autores, han hablado del Psicoanálisis como un Objeto que puede ser internalizado y con el que se establecen relaciones de cuidado, cuando predominan los sentimientos de amor hacia él (Caper, 1998).

De esta manera, y con este nuevo Objeto a disposición, muchos de los habitantes del jardín empezaron a ser imaginados desde ópticas nuevas, aunque sin atentar contra su verdadera identidad. De haber sido así: Las flores; las plantas; los árboles; el jardinero; la máquina para cortar el césped; habrían perdido todo su encanto, toda su belleza.

Este tipo de vivencias parecen haberse asentado y multiplicado con el transcurrir de los años y, enfatizando lo recién señalado, progresiva e inadvertidamente, el jardín y sus integrantes, devinieron en un facilitador de imágenes y emociones que se prestaban para dar cuenta de conceptos y teorías provenientes del Psicoanálisis. Por ejemplo, ciertos tipos de Identificación que se han descrito para los fenómenos autistas, en algo se iluminaron

Identificación adhesiva de rositas trepadoras en una superficie bidimensional
Identificación adhesiva de rositas trepadoras en una superficie bidimensional

También nuestro conocido Narcisismo Patológico, quedó patéticamente ilustrado en lo que aconteció con otro tozudo cítrico del jardín. Nunca tuvo hijos ya que era un fervoroso partidario del onanismo. Aferrado al poder, nunca se dejó caer, por lo que entró en un vistoso estado de descomposición

pomelo MADURO
pomelo MADURO

 

 

 

 

 

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